Nuestra Alma

Almacántara es más que una bodega, es la continuación de una tradición familiar que se remonta a generaciones atrás. Nuestro proyecto nace de la pasión por la tierra y el viñedo, un legado transmitido por nuestro abuelo Bernabé, quien dedicó su vida a cuidar sus viñas en la Ribera del Duero, en Baños de Valdearados, a 870 metros de altitud, en el corazón de la meseta castellana. Entre paisajes de cereales, montes y viñedos, Bernabé nos enseñó que el vino es el resultado de años de trabajo, paciencia y respeto por el ciclo de la tierra. 

El abuelo Bernabé fue un viticultor con un conocimiento profundo del campo, que lo adquirió a lo largo de su vida trabajando mano a mano con la tierra. Él podaba las cepas en los fríos inviernos, las cuidaba durante su crecimiento, y esperaba con ansias el momento exacto para la vendimia. Su dedicación a las viñas y su habilidad para escuchar a la tierra nos inspiraron a continuar con su legado. Bajo su influencia, la vendimia y el vino han sido siempre parte esencial de nuestras vidas.

Motivados por el deseo de mantener viva esta herencia, decidimos embarcarnos en un nuevo reto: elaborar un vino Ribera del Duero que capturara no solo la calidad de nuestras uvas, sino también los aromas y matices de nuestro entorno. Así nació Almacántara, un proyecto familiar que honra la tradición, pero con una visión renovada. Miguel, hijo de Bernabé, tomó la decisión de dar el siguiente paso y convertir la experiencia familiar en la producción de un vino artesano, capaz de reflejar en cada botella el carácter del clima y el suelo de nuestra tierra.

En este proyecto también se unieron sus hijas, Silvia y Roser, las nietas de Bernabé. Juntos, como familia, trabajamos cada día en las viñas y en la bodega para asegurarnos de que el vino tinto Almacántara sea un fiel reflejo de nuestra historia y nuestra pasión por el vino. 

Para nosotros, interactuar con el ciclo de la tierra, de las viñas y elaborar vino vegano es nuestra forma de entender la vida. Almacántara es el fruto de nuestro esfuerzo y de generaciones de conocimiento transmitido de padres a hijos. Con cada botella, queremos compartir no solo el sabor del vino, sino la esencia de nuestra familia y nuestra historia. El nombre de nuestros vinos nace de la expresión de cariño, de nuestra abuela hacía nuestro abuelo, al que apodaba Almacántara.